LA CALAVERA

Si llegaste hasta acá, significa que navegaste por los mares profundos del blog. Espero que hayas disfrutado de la travesía, o por lo menos estés aquí considerando la posibilidad de que las tecnologías que usamos a diario, pueden impactar de forma negativa si no asumimos la responsabilidad que nos toca.


Soy Mariana Cabrera, Lic. en Comunicación Social, especializada en la rama corporativa. Trabajo como consultora freelance, asesorando a PyMEs y emprendedores en la planificación estratégica de sus comunicaciones a mediano y largo plazo, o sobre situaciones puntuales, que se resuelven de forma inmediata.

También me dedico a docencia. Formo parte de dos equipos de trabajo, en UCES -Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales-: el de Dirección Creativa, liderado por Viviana Reynoso -Lic.en Comunicación Social y Redactora Publicitaria-, en la Carrera de Publicidad; y acompaño a Pablo Caligaris -Diseñador Gráfico, Fotógrafo y prominente Artista Conceptual- en Lenguaje Fotográfico, para Comunicación Social, y Diseño.

Mis ratos libres los dedico a la investigación de los intercambios discursivos que tienen lugar en la comunicación virtual, o mediada por la computadora. Hace ya unos años que estoy interesada en el tema, involucrada algunas veces más que otras, pero nunca alejada del todo. La primera investigación que hice, fue el disparador de una serie de inquietudes que no pude descifrar, sino hasta después de acercarme al psicoanálisis. El gran interrogante es: ¿Es posible hacer un lado al sujeto del deseo, y entregarse al mundo virtual del goce, narcicista y sin castración? (GUAUUUU...)

Ocupé unos cuantos mega bytes discutiendo el tema conmigo misma, proponiendo hipótesis y sumando variables de análisis.Nunca logré interesar a mis amigos en estas cuestiones académicas. Por eso decidí iniciar este blog, y compartir mis ideas a través de una suerte de aguafuertes, que resulten atractivas a la mayoría. No es fácil cambiar radicalmente el estilo de un día para el otro. La crónica cotidiana no hace deslizar mi pluma con la misma agilidad que una monografía o un ensayo. Abordar el tema central parece imposible desde un punto de vista que no se revela por completo semiótico. Rifo la voz de la enunciación, pero no encuentro quién compre los números.

Y mientras las ideas se acomodan, y el narrador se digna a venir a estas líneas, yo sigo para adelante. Escribiendo en primera persona y tratando que la frescura de mi relato no deje helado a nadie por apelar, como primer recurso, a las malas palabras. El secreto es no parar; mucho menos cuando en mi pecho Chilla Calavera. 

Liberate y chillá vos también. Vas a ver qué bien se siente.
Gracias por leerme.

Mariana


2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
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