17 noviembre 2010

Ring raje ¡Qué traviesa!... o, Rajá del ring, traviesa.


¿Quién dijo que la virtualidad promueve el exhibicionismo? No es cierto que sea un verdugo que empuja a los solitarios a saltar por el trampolín de la sociedad en red. Al menos, no es del tooodo cierto… Porque, a decir verdad, parte de las conductas humanas en el cybermundo están más vinculadas al ocultamiento, que al exhibicionismo. 

Iniciar un contacto virtual tiene el mismo vértigo que jugar al ring raje en la Avenida Santa Fe. Aunque nadie vaya a descubrirnos, si tocamos el 14° “K” y salimos corriendo el vértigo es el mismo que si se tratara del timbre del abuelito de Heidi, en medio de la nada y sin un árbol detrás de donde escondernos. Está comprobado que usar un nickname y un avatar, incide directamente sobre nuestra audacia. ¡Total, nadie se entera!

Es así, que nuestro lado más retorcido empieza a cobrar vida. “Soy la traviesa más dotada de Paternal y alrededores”. ¡¿Perdón?! Estás escribiendo sola en tu habitación, con el pote de helado a un costado, y pensando que mañana tu jefe va a poner el grito en el cielo cuando vea que no terminaste el inventario. Pero con la laptop sobre la falda sos Rubí, una mezcla de Rubén y travesti fiestero, que no sabés en qué parte de tu interior tenías guardado.

Y acá viene lo de ocultar. Porque una vez que el personaje aflora, se convierte en una especie de Mr. Hyde que intentará dominar nuestro ser a troche y moche. Lo peor de todo es que ser ese personaje es más lindo y divertido que ser la que come helado en la cama, no tiene novio, y trabaja en un mayorista del Once. ¿Tan malo es ser como una es? ¿Tan malo nos parece nuestro travesti fiestero interior?

Al final, el tiro termina saliéndonos por a culata. Queriendo ocultar nuestra cotidianeidad presencial, terminamos por descubrir un aspecto que dormía oculto en lo profundo de nuestra existencia y que, una vez que lo hemos despertado, nos morimos  por volver a ocultar, a riesgo de terminar dándonos de trompadas a nosotros mismos.

Ring. ¡Rajemos!

No hay comentarios: