20 diciembre 2010

Todos los puntos del cuestionario… o, Cuestión de elegir el punto


Completé todos los campos. No dejé ni uno sin responder; así que esta vez se me da seguro. Incluso aclaré que prefería que fuera profesional de la salud, voleibolista, de tauro con ascendente en piscis, que le gustara caminar bajo la lluvia con alguien como yo, tomado de la mano.

Sí, sí… esta vez no falla. Evalué cada opción como si estuviera jugando la final del “Imbatible”. No es para menos, la adrenalina era la misma que la de alguien que está compitiendo por el millón de pesos y sabe que puede granarlos. Estoy en carrera y tengo posibilidades… Un cosquilleo en mi interior me dice que sí.

Lo mejor es que prepare una taza grande de café, me tome dos “cafias”, y ponga manos a la obra. Porque las primeras horas, después de haberse registrado en un sitio de citas, son cruciales. Basta moverse un poquito, tratando de descubrir las aplicaciones de la nueva página, para quedar rodeada por una manada de fieras famélicas que llegaron atraídos por el olor a carne fresca. Apenas pasaron diecisiete minutos desde mi registro, y mi monitor encandila con luces de advertencia. Tengo 15 mensajes en la bandeja de entrada. No, dieciséis. Diecisiete… Las ventanas del mensajero instantáneo titilan a los gritos. Corazoncitos por acá, besos por allá. ¡Uf! A mi juego me llamaron. Me entrené durante 15 años en la oficina, asistiendo a tres jefes a la vez, para este momento. Puedo chatear con todos, mirar sus perfiles y hacerme la linda al mismo tiempo. Café amargo para tomar impulso y… Preparada. Lista. ¡Yaaa!

En el mensajero, sexy_barrigon. 52 años, comerciante, no está mal… “hola dulce quiciera saber mas de vos”. Descartado. Loquebuscas68. “:)”. 42 años, divorciado, periodista. “Qué me querés decir con esa carita?” Forget it! Está corto de vocabulario o no habla castellano si inicia una charla con una carita. Cerrar. “Hola Tami”, Dr.Luis. ¡Oia…! “Hola doctor. Menos mal que vino pronto.” 45 años, cardiólogo… “Voy a tener que revisarla. Saque la lengua por favor”. Taurino. Vo-lei-bo-lis-ta. “Pero no me duele la garganta. Lo que molesta es el pecho”. “Entonces, sáquese la camisa”. Y le gustan los días de lluvia. Bueno, casi ideal. “Qué hacés ahora Tami… Yo todavía no cené, me acompañás?”

_ ¿Carne o pasta?
_ Carne, por favor; con…
_ Traeme un bife de chorizo con papas fritas, para compartir.
_ Ehhh… ¿Podría ser mariposa? (…) Ah, bueno… ¿Y a vos cómo te gusta?
_ Que esté bien cocido por favor.

Touché. Era eso o la gran “Dama y el vagabundo”, compartiendo un plato de fideos. Por lo menos invitó él.

Al Dr. Luis, curiosamente le gustaba caminar tomado de la mano bajo la lluvia. ¡Qué cosa estos formularios! Tantas opciones para describir a la pareja ideal, y ninguna referida al gusto del punto de la carne. Todas esas preguntas, que pretenden humanizar nuestro ser virtual, resultan más útiles para establecer categorías de segmentos de mercado, que para fomentar el vínculo entre dos personas.

Mejor, agarro la Cosmo y marco las respuestas de los tests. Total, si no me gusta el resultado, lo hago de nuevo.

1 comentario:

TORRESCATIVA dijo...

Guarda con lo que pedis, que se puede cumplir!!!